Existen
varias formas de parar un combate, la facultad del arbitro, el
entrenador puede tirar la toalla incluso el mismo pugilista puede
parar su propio combate o lanzar su protector
bucal.
Pero
la realidad es que cada golpe que recibe un boxeador reduce un poco
más su poder analítico y produce un alto nivel de lesiones.
(Por Mara Evaristo)
- Las lesiones en la nariz
son las más comunes
dentro del boxeo, las fracturas, particularmente del tabique y
de los huesos nasales. Estas lesiones dejan deformaciones
permanentes.
Los ojos pueden sufrir
hemorragias intraoculares y desprendimiento de la retina.
Parálisis de los músculos oculares, visión doble, ceguera
transitoria o definitiva causada directamente por lesión del globo
ocular o del desprendimiento de la retina.
En la región
parotídea pueden
manifestarse hinchazón dolorosa dejando como secuelas
dificultades para la marcha o dificultad para el habla y para abrir
la boca.
Desprendimiento del pabellón de la
oreja. Rotura del tímpano, y consecutivamente vértigos y, síncope.
Alteración de los huesecillos del oído medio. Alteraciones del oído
provocando tinitus o sea sensación de tintineo o ruidos raros y
fácilmente sordera.
Fracturas o luxaciones en las manos, particularmente del primer metacarpiano, de la mano que golpea.
Una de las lesiones más frecuentes es
la demencia pugilística. Es una enfermedad
neurodegenerativa originada por conmociones cerebrales producidas
durante varios años. Las conmociones cerebrales frecuentes pueden
llevar al daño de cerebro permanente, dando por resultado
progresivamente el empeoramiento de facultades mentales. La condición
es muy común en boxeadores profesionales o pugilistas, como sugiere
su nombre, así como los atletas en otros deportes que sufren
conmociones cerebrales, muchos boxeadores
sobreviven pero convertidos en seres torpes, oligofrénicos,
incapaces de valerse por si mismos, casi inválidos.
No hay cura para el demencia pugilística, aunque los medicamentos y
la terapia pueden ayudar a retrasar la degeneración cognoscitiva y
los pacientes aprenden vivir con la enfermedad.
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